Seamos sinceros, el título del post es digno de un blog rosa, pero nada más alejado a la realidad. En esta ocasión hablaremos de las relaciones entre organizaciones, de las alianzas y de las redes de organizaciones que suelen tejerse para el logro de determinados objetivos. Comentaremos (basados en nuestra experiencia) algunas de las razones de por qué este tipo de relaciones, tan necesarias en el ejercicio de la responsabilidad social, terminan quebrándose en algunos casos hasta romperse y finalizaremos atreviéndonos a dar algunas recomendaciones para alcanzar el mejor resultado posible en el ejercicio de la alianza.
Empecemos por definir qué son las alianzas. De acuerdo a la RAE, la alianza es:
“Unión de cosas que concurren a un mismo fin”
Si llevamos este concepto a nuestra acción, las alianzas vienen definidas por la unión entre organizaciones o personas que se acoplan para el logro de un objetivo común. Que en nuestro caso es un proyecto de responsabilidad social, de sostenibilidad o en general un proyecto de desarrollo social.
De hecho, mucho se habla de las alianzas y es muy probable que la mayoría o casi todos los proyectos de responsabilidad social que llevamos a cabo lo hagamos a través de éstas. En efecto, de acuerdo al mismo Ban Ki-moon, quien hasta el 2016 ejerció como secretario general de las Naciones Unidas “Para aplicar con éxito la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, debemos pasar rápidamente de los compromisos a la acción. Para ello, necesitamos alianzas sólidas, inclusivas e integradas a todos los niveles.”
Estas alianzas, comenta el propio Ban Ki-moon, “se dan a todo nivel y son absolutamente necesarias para el desarrollo de cualquier iniciativa”. Éstas permiten considerar diferentes aspectos de un mismo tema y facilitar soluciones sistémicas, de igual modo favorecen la movilización de los recursos existentes por cada uno de los miembros de la alianza así como el logro de otros faltantes —bien sean tecnológicos, financieros, humanos, etc.-
Sin embargo, trabajar en alianza exige mucho a los actores que la componen; se requiere de cierta madurez personal y emocional de los voceros o líderes organizacionales, de una amplia apertura al cambio o de desarrollar habilidades para gestionarlo, exige ceder en perspectivas, tener una disposición constante al dialogo, permitir el reacomodo en la forma de trabajar, así como en la forma de tomar decisiones, entre otros.
La debilidad en algunas de estas exigencias en muchas ocasiones termina derivando en una fractura o ruptura de la alianza y es así como llegamos a nuestra lista de las 6 razones por la que se rompen este tipo de relaciones.
Divergencia en el objetivo común de la alianza o en cómo alcanzarlo.
Vaguedad sobre quiénes son los responsables por cada organización y su capacidad de vocería o de toma de decisión.
Poca claridad sobre los recursos que cada actor pone a disposición de la alianza.
Débiles competencias de los líderes o voceros miembros de la red.
Improvisación en los procesos internos de la gestión en la comunicación.
Limites poco claros sobre el poder de cada actor miembro de la red, que deriven en potenciales conflictos internos.
Como decíamos inicialmente, estas razones responden a nuestra experiencia directa; es muy probable que en opinión de nuestros lectores existan otras o que no todas las que señalamos formen parte de su experiencia.
Ahora, más que detallar en cada una de estas causas, vamos a compartir algunas consideraciones que creemos importantes a la hora de gestionar asociaciones y que esperamos que sean de interés para la gerencia de alianzas presentes o futuras.
Tome el tiempo necesario para aclarar todos los aspectos relacionados con la gestión de la alianza.
Es común que en medio de la emoción por iniciar la alianza asumamos algunos aspectos relacionados con ésta, sin embargo, es importante que las organizaciones involucradas alineen desde el inicio temas que parecieran básicos, por ejemplo:
¿Coinciden las organizaciones en el objetivo común que las une inicialmente?
Aunque coincidan en el objetivo, ¿las organizaciones acuerdan los mismos mecanismos para lograrlo?
Por ejemplo; las organizaciones pueden coincidir en que apoyar el emprendimiento en jóvenes es el objetivo común; pero una apuesta por lograrlo a través de la formación y otra a través del otorgamiento de créditos.
Adicional a esto, hay muchos temas de la gestión diaria de las organizaciones que pueden ser consideradas desde el inicio. La mayoría de estos temas si no son acordados de la manera correcta pueden derivar en potenciales conflictos que aunque siendo menores significan un riesgo para la gestión de las acciones. Por ejemplo:
Si la alianza involucra a tres o más actores, es importante definir si la forma de gobierno de la alianza se trata de una red descentralizada o centralizada. Esto es, si una organización priva sobre las otras en materia de gestión de los recursos y toma de decisiones que compete a la alianza (centralizada) o si por el contrario todas las decisiones asociadas a la red, incluida la gestión de los recursos actuales o futuros deben ser acordados por todas las organizaciones (descentralizada).
Si la alianza es entre organizaciones, es de vital importancia que se defina claramente quiénes son los voceros de cada una de éstas y cuál es el poder de decisión de los voceros en la evaluación y toma de acciones relacionadas con la alianza.
Cuando hablamos de comunicación en la gestión de redes y de alianzas, debemos diferenciar al menos dos dimensiones:
La comunicación interna: Acá es importante definir temas técnicos como cuáles serán los canales que se emplearan (WhatsApp, correo, etc.), cuáles serán los temas principales que se atenderán en estos canales, la frecuencia mínima de ésta y quién es el responsable de coordinar la comunicación interna. Además, en esta dimensión debemos tomar en consideración las habilidades blandas de los actores que forman parte del grupo de voceros de las organizaciones para entablar relaciones de comunicación basada en el respeto a la autonomía de cada una de las organizaciones que forman parte de la alianza.
La comunicación externa: Acá es importante definir cuáles serán los canales a emplear, quién o quiénes serán los responsables de la vocería externa y qué se espera de todas las organizaciones que forman parte de la alianza en materia de difusión del mensaje.
Como decíamos, las alianzas se conforman para, entre otras cosas, maximizar los recursos de los que disponen las organizaciones para el logro del objetivo común; es por ello que es importante que desde el inicio quede claro cuáles son los recursos propios que cada organización pone a disposición de la red y cuáles son los recursos faltantes que deben movilizarse en conjunto. Estos recursos suelen ser diversos, financieros, infraestructura, talento humano, o redes de contacto.
Formalice el compromiso a través de un acuerdo entre las partes.
Si bien es cierto que buena parte de las razones por las cuales nos aliamos, pasan por la confianza mutua y la certeza que todos los miembros de la red cumplirán responsablemente con los acuerdos iniciales; es importante soportar esta confianza con un documento o cualquier otro tipo de arreglo que resuma de manera transparente los compromisos mínimos que involucra a cada actor involucrado.
Es importante que este acuerdo detalle claramente cuáles son los compromisos de cada uno de los actores, que éste suscrito por los voceros de las organizaciones y que además su contenido sea del conocimiento de todos los actores involucrados por cada una de las organizaciones, más allá de que sea vocero o no.
Para cerrar, lo único que hay que tomar en cuenta es que las organizaciones están conformadas por personas; así que como vemos, seguir estas recomendaciones pasa principalmente por la voluntad de los líderes de las organizaciones que forman parte de la alianza.
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