No había compartido algún comentario sobre mi participación en el Foro de Sostenibilidad Empresarial Venezuela 2020 que organizó la oficina de Naciones Unidas Venezuela hace unas semanas. Esto, porque aún estoy procesando la experiencia y sobre todo porque sigo reflexionando desde la autocrítica sobre el papel de las organizaciones venezolanas y la responsabilidad de organizaciones, que como InspiraRSE, promueven que otras sean socialmente responsables y sostenibles.
Cuando en InspiraRSE nos definimos como promotores de la cultura de la responsabilidad social y la sostenibilidad, apostamos a que las organizaciones que acompañamos asuman un compromiso integro, integral y transversal con la responsabilidad social y la sostenibilidad.
Además, prácticamente en paralelo con el foro, Sinergia presentó los resultados del Informe de Seguimiento a la implementación de la Agenda 2030 en Venezuela y por mi cuenta iniciaba el curso sobre reportes bajo estándares de COP y otros estándares con la red de Pacto Global en Colombia. Como ven, he estado recibiendo estímulos sobre los ODS desde varías vías.
El estímulo con el que voy arrancar es con la conversación que sostuve -para InspiraRSE Radio- con Deborah Van Berkel, Presidenta de la red de organizaciones de la sociedad civil SINERGIA.
Parafraseándola, ella decía que; cuando los ODS iniciaron, en Venezuela ya estábamos atrás y creo que solo haría falta conocer y comprender un poco la situación venezolana para darle toda la razón a Deborah quien, recordemos, habla como vocera de las organizaciones de la sociedad civil venezolanas.
Sin duda, buena parte de la responsabilidad de que esto sea así, que Venezuela comience de última en la carrera, se debe a la grave crisis social, política y económica que (tampoco es secreto para nadie) vive el país desde hace más de 15 años y que recientemente ha escalado a dimensiones de emergencia humanitaria compleja afectando todas las dimensiones de la sociedad –incluso a la dimensión económica y a uno de sus actores más importantes, las empresas privadas-
En medio de este panorama, durante el Foro de Sostenibilidad Empresarial Venezuela 2020, Teresa Moll de Alba (Directora para América Latina y El Caribe del Pacto Global de las Naciones Unidas) y Fauzi Mahmud (Consultora en Global Reporting Initiative) hacían referencia que para el año 2015 de acuerdo al estudio que lideró PWC, el 92% de las empresas consultadas a nivel mundial eran conscientes de los ODS; de estás, el 72% manifestaban estar planificando acciones y respuestas en relación a los ODS, el 29% estaban definiendo metas y objetivos medibles de gestión y apenas el 13% manifestaban que estaban identificando las herramientas de implementación que requerían.
En resumen, a nivel mundial -para el 2015 y es probable que se mantenga la tendencia- son muchas más las empresas que están interesadas y comenzando en su vinculación con los ODS, que las que están identificando herramientas y en un camino avanzando con respecto a su implementación.
Ahora, tomando en consideración nuestro contexto, ¿qué nos hace pensar que en general las organizaciones venezolanas estarán en el 3er o 4to grupo de empresas? pero además ¿Qué tiene de malo reconocer que es mucho más el camino que nos falta que el camino recorrido?
Yo no creo que tenga nada de malo, porque hacerlo es el primer paso para ubicarnos conscientemente, al menos, en el primer grupo.
Desde las organizaciones, es necesario reconocer que apostar por la sostenibilidad en los negocios no es manifestar un compromiso con los 17 ODS. No es más responsable la organización que tenga más sellos, es más responsable la organización que entienda que su capacidad de autocrítica le permitirá hacer un verdadero ejercicio de revisión e identificación de sus asuntos relevantes –materiales- en materia de sostenibilidad y a partir de ahí comenzar a gestionar íntegra, integral y transversalmente la gestión sostenible de la organización, en donde por cierto; lo de menos es la etiqueta que quiera darle.
Esta reflexión viene a raíz de los múltiples estímulos que he estado teniendo alrededor de los ODS de los que les hablé al inicio y en donde sin duda los testimonios que vi durante el seminario de parte de algunas empresas ocupa buena parte de estas reflexiones y que se resume en un ¡Nos falta tanto!.
5 años después de haber dado inicio a los ODS y en plena década de la acción, desde Venezuela no lo estamos logrando y reconocerlo es el primer paso para avanzar.
Ahora, empecemos a mencionar las cosas por su nombre. 5 años después de haber asumido el compromiso de los ODS, aún hay líderes y voceros que los llaman Objetivos de Desarrollo SUSTENTABLE, algunos incluso los refieren como sus antecesores, Objetivos de Desarrollo del MILENIO. Entonces, si aún no logramos nombrar las cosas como son, ¿en qué lugar del embudo crees que estén nuestras organizaciones?
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